lunes, 6 de mayo de 2013

EL FENÓMENO ASTROLÓGICO


 Existen varias coincidencias que relacionan al ser humano con el cielo que han permitido el nacimiento y el desarrollo de la astrología como cuerpo de conocimientos desde la remota antigüedad hasta el día de hoy. Cada una de estas circunstancias la vamos a describir por separado sin cerrar la posibilidad de que ocurran otras cosas aparte de las aquí citadas.

La astrología nace y va tomando forma, desde el momento en que el hombre presta atención al hecho, de que existe una analogía entre las características de la conformación de los cuerpos celestes en el instante del nacimiento y la personalidad del sujeto que viene a la vida. La configuración celeste con todos sus significados simbólicos parece que deja un sello sobre la persona, ese sello se lleva de por vida determinando la organización y la dinámica de la personalidad del individuo. De esta manera se pueden anticipar conductas y cualidades del sujeto antes de que a través de los años las revele. Por ejemplo se pueden citar características personales por el hecho de haber nacido con el Sol en el signo Piscis, por haber nacido con el Sol en el horizonte occidental a la hora del ocaso o por tener la Luna en cuarto creciente o por tener a Marte en conjunción con Venus. Todas esas circunstancias celestes se pueden traducir como tendencias a determinadas conductas o formas de ser.


Otros fenómenos tienen lugar después, la configuración del cielo en cualquier instante de tiempo posterior opera activamente sobre el hombre, quien responderá de acuerdo a su personalidad o huella natal implantada al nacer. Es como si cualquier cielo posterior opera sobre el cielo natal de acuerdo a determinadas leyes que el astrólogo conoce y que le permiten saber como reacciona el sujeto, que áreas de la personalidad están activadas y que tipo de experiencias pueden ser posibles. Si en el cielo natal del ejemplo anterior resulta que el planeta Saturno con fecha posterior al nacimiento pasa por el mismo lugar del cielo donde estaba localizada la conjunción de Marte con Venus que el sujeto trae integrada en su ser, entonces ocurren una serie de situaciones o experiencias ligadas a los significados de esos planetas. La astrología cobra importancia como sistema de consulta puesto que un astrólogo puede anticipar, conociendo el cielo natal y el movimiento planetario, los momentos en que los puntos sensibles del cielo natal son “tocados” por así decirlo por los cuerpos celestes en movimiento dando lugar a eventos, cuya naturaleza se puede inferir. Aclaramos de una vez que su alcance tiene ciertos límites que no siempre son comprendidos o tomados en cuenta, sea por el astrólogo que emite la predicción como por el cliente que acude para solicitar la información.

Hay una tercera circunstancia relevante, la astrología presta atención al hecho de que una persona reacciona ante otra sobre la base de las huellas natales presentes en cada una. Es decir, estamos todos expuestos a percibir a las demás personas de acuerdo a como el cielo de nacimiento de cada una de ellas se relaciona con el nuestro. El estudio de este fenómeno tiene una gran aplicación para dilucidar sentimientos o experiencias que ocurren entre dos personas usando como herramienta los cielos natales de ambas. Resulta prematuro presentar los ejemplos, pero los daremos a su debido tiempo.

La práctica demuestra que estas tres afirmaciones son verdaderas en cierta medida[1]. Cada una de ellas da lugar a una especialización: Astrología de Personalidad, Astrología de Pronósticos y Astrología de las Relaciones. En el presente trabajo nos mantendremos dentro de la primera.

Existe un código que permite trasladar un lenguaje celeste a un lenguaje que describa la personalidad humana. En otras palabras la relación del cielo con el ser humano, sólo se revela a través de un lenguaje de símbolos. Significados que la astrología ha desarrollado a través de los tiempos, con el auxilio de los personajes mitológicos plasmados en los cuerpos celestes. Los elementos del cielo que son susceptibles de interpretación son los cuerpos celestes, sus tamaños, colores, movimientos, distancias angulares, luminosidad, los diferentes lugares de la bóveda celeste por los cuales ellos transitan y las diferentes direcciones del cielo desde las cuales son divisados por un observador en la superficie terrestre. También se incluyen otros elementos que más adelante tomaremos en cuenta, pero por los momentos, estos son los fundamentales y todos ellos, tienen la peculiaridad de ser variables. Para que algo se convierta en lenguaje debe variar, sólo las diferencias entre un sonido y otro sonido nos permiten hablar, así como las diferentes notas musicales permiten desarrollar una melodía. Lo monótono no comunica.  

Un acontecimiento muy discutido, pero totalmente aceptado por los astrólogos, es la impronta de la configuración celeste en la conciencia de un ser que está viniendo a la luz. En el instante de tiempo en que una persona nace[2], la organización de las energías cósmicas que son también energía psíquicas presentes en ese momento, impresionan la conciencia del sujeto, como la luz fija una imagen en una película fotográfica. El resultado es que la personalidad queda demarcada de por vida a partir de ese momento. La naturaleza de este acontecimiento nunca ha sido bien explicada, aunque existen dos corrientes una física y otra psicológica que intentan encontrar las causas.  La primera busca la explicación en algún tipo de radiación hasta ahora no conocida que al ser emitida por los cuerpos celestes es captada por algún sistema perceptivo biológico muy sensible no explorado todavía. La segunda se basa en el efecto que puede ejercer un símbolo sobre la mente que lo conecta, tal efecto puede ser no consciente y por lo tanto actuar por debajo de nuestra mente racional. Nuestro enfoque está totalmente basado en la segunda hipótesis. 

El funcionamiento del inconsciente presenta aspectos bastante ocultos aún hoy en día, a un siglo de distancia del momento en que Sigmund Freud elaboró su teoría psicoanalítica incluyendo al inconsciente como elemento fundamental de la constitución psíquica humana. Con la teoría analítica de Carl G. Jung el inconsciente tomó una connotación más vasta al incluir su concepto de inconsciente colectivo además del inconsciente personal. El mecanismo por el cual el ser que viene a la luz y la configuración celeste se acoplan, es inconsciente. El mismo C.G.Jung introdujo otro concepto para darle por lo menos un nombre a fenómenos similares cuya única relación es el haberse presentado en el mismo instante de tiempo sin indicios de ser uno consecuencia del otro por el principio de causa y efecto. Surgió así el término sincronicidad para designar este parentesco temporal y no causal entre dos hechos simultáneos. El “Lexicon Jungiano” de Daryl Sharp define sincronicidad como: “fenómeno en que un evento del mundo externo coincide significativamente con un estado mental psicológico”. Mas adelante agrega: “La sincronicidad fue definida por Jung como un “principio conectivo acausal” una conexión esencialmente misteriosa entre la psique personal y el mundo material, basándose en el hecho de que en el fondo son sólo diferentes formas de energía”.  

Los tres tipos de fenómenos astrológicos que describimos pueden entenderse como hechos sincrónicos.

Hoy en día hay todavía dudas sobre la veracidad de estos fenómenos descritos, por nuestra parte opinamos que dichas dudas provienen de varias causas que anunciamos a continuación: 

Ø  Dificultad para aceptar el modelo de sincronicidad, ya que nuestra mente está educada para percibir la cadena de causas y efectos de manera lineal. No estamos acostumbrados a pensar haciendo un corte transversal en el tiempo y percibir relaciones entre los hechos simultáneos.

Ø  Tendencia a buscar las explicaciones del fenómeno astrológico en la física y no en la psicología. Un ejemplo de esto es la repetitiva afirmación de que la Luna nos afecta por la misma razón de ser la responsable de producir las mareas en virtud de que nuestro cuerpo tiene un elevado porcentaje de agua. Esto es totalmente falso y sin sentido, si fuera así, la astrología sólo se limitaría al estudio de la Luna ya que los demás cuerpos del sistema solar no producen mareas.

Ø  El cuerpo de conocimientos astrológicos y también la naturaleza del fenómeno merecen ser revisados y reorganizados a la luz de los nuevos avances en las ciencias sociales.

Ø  Es posible y necesario apoyar las afirmaciones astrológicas con estudios empíricos.

Ø  La demostración contundente de la existencia del fenómeno astrológico nos obligaría a ver con nuevos ojos una serie de principios psicológicos y filosóficos no aceptados por los rigurosos principios de la ciencia clásica.

Ø  El uso equivocado que se le ha dado a la aplicación de los conocimientos astrológicos ha perjudicado su reputación como estudio serio.
 

Hoy en día la Astrología todavía enfrenta estas dificultades, pero los trabajos de algunos investigadores la conducen cada vez más hacia la luz pública y tarde o temprano el mundo científico no tendrá más remedio que abrir sus puertas y ver con sus propios ojos que está sucediendo realmente. En este curso intentaremos dar luz sobre estos aspectos. 

Uno de los puntos más importantes es llamar la atención sobre la perpetua interrelación entre la vida del hombre y las señales celestes a lo largo de toda la historia de la humanidad. Creemos que los fundamentos que apoyan la relación provienen de muy atrás, en el pasado remoto de la historia del hombre. Por eso la validez de la Astrología como conocimiento, la buscaremos en historia de la especie humana o de la vida misma si se quiere.  

Hace millones de años en un pequeño rincón del universo, el planeta tierra, se dan unas condiciones tales que favorecen la formación de pequeñas estructuras de materia. A medida que se fueron formando se presentaban en dichas estructuras características especiales como adaptabilidad a los cambios, tendencia al crecimiento y capacidad de reproducción. Permaneciendo constantemente en un medio ambiente caracterizado por cambios cíclicos periódicos, esas estructuras iniciales emprendieron un largo proceso de desarrollo hasta alcanzar un grado de evolución en el cual ahora nos reconocemos como seres humanos.  Los cambios cíclicos y periódicos son el efecto de la rotación de la Tierra sobre su eje, la traslación de la Tierra alrededor del Sol y las fases de la Luna. El sometimiento continuo a tales ciclos durante todo su lento proceso evolutivo no puede pasar desapercibido en la constitución del producto final, el ser humano actual. Especialmente porque tales ciclos someten a todos los seres de la naturaleza y por lo tanto a las actividades humanas a un ritmo de vida constante y persistente. Tales ritmos siempre presentan señales en el cielo, el hombre aprendió a leerlas, interpretarlas y seguirlas. Así fue entendido el tiempo.

 

 



[1] Las afirmaciones astrológicas son variables probabilísticas. Ninguna afirmación es de validez absoluta, en astrología se habla de tendencias.
[2]El momento preciso en que esto ocurre no está muy claro, hay quien afirma que es cuando se corta el cordón umbilical, otros dicen que es cuando el bebé aspira el aire por primera vez y otros afirman que es el momento en que sale del vientre materno.  Ser precisos en este punto resulta difícil, las pequeñas diferencias que resultan de tomar uno u otro instante no son detectables.
 

2 comentarios:

  1. me podrías recomendar algún libro relacionado con la astrología?

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